El diseño es un ámbito entre el arte y la tecnología, la cultura, la producción y el consumo.
Por tanto al futuro diseñador le conviene desarrollar valores de significaciones artísticas, culturales, sociales, empresariales y medioambientales. Innovación y responsabilidad asociadas al diseño han de contribuir a una nueva idea de bienestar en la sociedad contemporánea, optimizando recursos y aumentando la eficiencia y la calidad de los nuevos productos.
La formación de estos futuros profesionales supone la articulación de conocimientos científicos, humanísticos, tecnológicos y artísticos y de gestión; el desarrollo de las capacidades y destrezas técnicas, el uso correcto de los métodos y procesos asociados al diseño y la creación de valores.