La formación esta orientada a preparar profesionales de la intervención social con una compresión amplia de las estructuras y procesos sociales, el cambio social y del comportamiento humano, que les capacite para:
Facilitar la inclusión de los grupos de personas excluidas, socialmente excluidas, desposeídas, vulnerables y en riesgo.
Dirigirse y desafiar las barreras, inequidades, desigualdades e injusticias que existen en la sociedad.
Asistir y movilizar a individuos, familias, grupos y comunidades para aumentar su bienestar y su capacidad para solucionar problemas.
Fomentar que la gente se comprometa en la defensa de asuntos pertinentes internacionales, locales, nacionales y/o regionales.
Abogar por, y/o con la gente, la formulación e implementación de políticas coherentes con los principios éticos de la profesión.
Abogar por, y/o con la gente, cambios en aquellas condiciones estructurales que mantienen a las personas en condiciones marginales, desposeídas y vulnerables.
Trabajar por la protección de las personas que no están en condiciones de hacerlo por sí mismas, por ejemplo, niños que necesitan cuidado y personas que sufren de enfermedades mentales o retardo mental, dentro de los parámetros de una legislación aceptada y éticamente razonable.
La adquisición de estas competencias se facilitará con el uso de nuevas metodologías de enseñanza/aprendizaje, nuevos sistemas de evaluación, así como con el desarrollo de actividades formativas complementarias. Se pretende que el alumnado adquiera conocimientos y los comprenda, tenga experiencia para saberlos aplicar y capacidad de reflexión sobre las actuaciones. Aprender haciendo requiere dirección del trabajo, pero también el estudio autónomo de los/las estudiantes y análisis crítico.