El turismo es un complejo entramado de actividades que afecta tanto a agentes privados como públicos. Compañías de transporte, hoteles, restaurantes, operadores y agencias de viaje, productores de ocio, sector inmobiliario, comercio, son, entre otros, los encargados de proveer al turista de las actividades y servicios que éste demanda. Los diversos niveles de la administración pública, por su parte, tienen las competencias para regular la actividad turística, ordenan el territorio y dotan a los destinos de las infraestructuras, equipamientos y servicios públicos (seguridad, limpieza, sanidad, etc.) necesarios para dar cumplida satisfacción a las expectativas de la demanda. Por último, también la población que acoge establece con los visitantes una relación de intercambio sociocultural.