Becas Erasmus: un clásico que no pasa de moda

Redacción MasterManía

Otra universidad, diferente clima, nuevos amigos... Cada vez son más los universitarios que aprovechan la oportunidad y emprenden la aventura de estudiar en el extranjero.

Algunos usuarios de Mastermania nos han contado su experiencia fuera de casa. Hemos seleccionado las mejores, y ninguna tiene desperdicio:


Oriol, Valencia:
Mi Erasmus transcurre en un sitio muy, muy frío: Finlandia. Yo pedí Toulouse, pero mi expediente era bastante ramplón y mi francés ni te cuento. Así que me tocó el país que puse al tuntún como última opción. Desde el principio, lo único importante era cómo ser mediterráneo y sobrevivir en el círculo polar. Plumas, guantes incompatibles con todo, gorro de lana. Me probé el kit en Valencia y era ridículo. Y así es como voy a ligar? Venga ya. Me equivocaba. Las residencias nórdicas son caldo de cultivo para todo tipo de vicios. Son una especie de limbo moral. Tú me dirás, con días enteros de noche cerrada y medio metro de nieve fuera. Así triunfa cualquiera, incluso yo. Conocí a una chica noruega que, por motivos desconocidos, se fijó en mí. Creo que le hacía gracia. Peludo, a medio camino entre el mono y su raza ultraevolucionada. Seguramente había visto alguna película de Antonio Banderas, pero quién era yo para sacarla de su error? Además, yo también había visto películas de Alfredo Landa. El idioma no fue un problema. De entrada, aprender finés se descartaba, y te apañabas hablando una especie de inglés. Cualquier malentendido se solucionaba con cerveza. Acabé entendiendo hasta el inglés de los chinos. Estudié poco, la verdad, pero aprendí que un ser humano puede alimentarse casi exclusivamente de pasta y chicles.
La vuelta a la realidad fue chunga: mis amigos me parecían unos rancios, mi madre me seguía diciendo no llegues tarde... Pero que me quiten lo bailao y la lista de contactos del messenger.

Elena, Salamanca:
Yo estuve de Erasmus en Bonn. Pasé mucho frío, pero conocí muchísima gente. Todos íbamos en bici a todas partes, la facultad funcionaba genial, y encima nos lo pusieron fácil. La única pega, la beca. No da si no te ayudan tus padres, pero la verdad es que me sorprendió que en Alemania muchas cosas son más baratas que en España. Le recomiendo la experiencia a todo el mundo. Además, este año tengo pensado visitar a algunos de mis compis. Me esperan Viena, Pisa y Amsterdam!

Chema, Madrid:
Yo no me fui de Erasmus. Soy un damnificado de esta experiencia enriquecedora. Pensaba que era el único imbécil, pero resulta que con todos los que somos podríamos formar un partido político. Mi novia, como todas las novias, hizo pucheros en el aeropuerto, camino de Roma. Yo le llevé las maletas. (Eso de la orgasmus es un tópico. Lo nuestro es diferente, ella me quiere). Los primeros dos días tenía tres o cuatro emails suyos cada vez que abría el correo donde me contaba que aquello era muy bonito, que su compañera de piso checa era un poco rara, me mandaba un besito. A veces me llamaba por la noche diciendo que me echaba de menos... Al principio no conocía a nadie, claro, y la pobre se sentía un poco sola. Yo la llamaba desde un locutorio siempre que podía. Ahí me tenías, pagando un euro el minuto por tirarle besos a un auricular rodeado de extranjeros. El caso es que los emails se fueron distanciando. Un día, en uno de los correos apareció un nombre. Un nombre de idiota. Fabio -venga, hombre!-. Resulta que Fabio era muy majo y salía con ella y sus amigas. Por favor, por favor, que sea gay... ¿Gay? Ya. El resto de la historia os la podéis imaginar. Un día me llamó para decirme que estaba muy cambiada, que no sabía... Que se iba con Fabio, vamos. ¿Qué queréis que os diga del señor Erasmus?

Ava, Birmingham:
Soy de Birmingham y estuve estudiando Filología Hispánica con un Erasmus en Granada hace dos años. Me gustó mucho. La gente pasa mucho tiempo en la calle, en las teterías, de tapas... todo el mundo habla con los demás, es muy fácil hacer amigos. Aún estoy en contacto con algunos. Eso sí, el transporte es un desastre y me resultaba difícil entender el español de algunos andaluces, pero me daba igual. Ahora estoy pensando en volver para hacer mi doctorado.

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